lunes, 22 de junio de 2015

Cena para dos

Llevaba un par de horas atareada con la cena. No sabía cocinar, pero aquel taller intensivo de sushi bastaría, pensaba, para impresionarle en la primera cita.
Bandejas multicolores aguardaban su turno, y una botella de vino blanco con su elegante etiqueta francesa esperaba ya fría en la cubitera. 
Puso la tele para templar los nervios pero sólo salían noticias de la última pandemia. Mejor música suave, se dijo, y encendió un par de velas en el comedor mientras seguía el compás con los pies.

Él le gustaba desde hacía tiempo. La había sorprendido mirándolo absorta desde la mesa de su oficina, y luego se esforzó por coincidir con él en la máquina de café. Aquella forma en que entornaba los ojos miopes, su suavidad al hablar y el modo en que la hacía reír… 

Se puso su blusa de seda favorita dando su visto bueno al espejo y repasó con la vista cada detalle hasta que finalmente el timbre sonó.

Su gesto relajado y amable al entrar se truncó cuando vio la mesa dispuesta en el comedor. Con los ojos fijos en los palillos y balbuceando se atrevió a murmurar: 
"Soy alérgico al pescado..."

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