miércoles, 17 de junio de 2015

Vida nueva

Había llegado al despacho poco antes de las nueve y el paquete ya la esperaba sobre la mesa. Apenas llevaba un par de días en la ciudad, en un país distinto y con una vida por rehacer, y se estaba familiarizando con la nueva oficina. Apartando pensamientos del pasado se dejó atrapar complacida por el reluciente sillón antes de verlo frente a ella en su envoltorio de estraza.

Era un bulto pequeño, con su nombre escrito con pulcritud en letra diminuta. No había remitente.
Lo observó un momento antes de abrirlo. Para su tamaño era pesado, cabía en la palma de su mano y contenía un objeto redondeado y duro con marcadas aristas.

Tomó el abrecartas, cortó con cuidado el extremo del sobre y sacó una bolsita negra de seda. Envolvía una piedra, hermosa pero tosca que centelleaba al acercarla a la luz en un parpadeo de reflejos irisados y brillantes.

Tan sólo unas palabras en una escueta nota: 
"Me acusaste de tener un corazón de piedra
hoy vuelve a ti."

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